Faltan programadores, el río no es el mismo y el conocimiento de tu cliente

Ahora dicen que faltan programadores, pero no es cierto. Los que hayan estado mínimamente en contacto con el mercado sabrán que hace algo más de tres años que faltan ciertos perfiles… y hace tiempo que algunas empresas están buscarlos en otros países. Lo que pasa es que ahora el remedio es peor que la enfermedad y finalmente muchos (aquellos que no quisieron o no pudieron buscar soluciones) han decidido levantar el grito al cielo ante tan aberrante situación.

Ha habido revuelo en internet estos días (aquí van uno, dos, tres y cuatro ejemplos). Hay una pandemia para encontrar este tipo de perfiles en casi toda Europa. Los había en Polonia, pero los ingleses fueron más rápidos.

No entraré en la discusión de tan ilustres blogueros (aunque no evitaré decir que creo que otra vez ha sido todo una gran falta de previsión) y me centraré en mi pequeña parcelita.

El río no es el mismo.

Una parte del problema es que, aunque lo parezca, ni el tipo de ofertas ni las demandas de empleo son las mismas ahora que hace cinco, cuatro o tres años (Heráclito me aplaudiría ahora!) Este tema ha hecho que recuperara un artículo que tenía escrito a medias desde hace casi un año y que va sobre ciertos cambios en los puestos de trabajo en las empresas.

Una de las razones por las que se complica el mercado laboral es porque poco a poco el número de puestos de trabajo que requieren de un buen juicio por parte del profesional que lo ocupa está aumentando. La proporción de trabajos transaccionales (trabajos rutinarios) o transformacionales (relacionados con materiales en bruto), ha bajado respecto al total de la oferta del mercado. Sólo hace falta que mires los portales especializados. Actualmente la mayoría de empleo es tácito: es decir, el profesional que la realiza debe un cierto valor añadido de su cosecha para realizarlo.

Algunas empresas no han sabido leer el cambio de su entorno y siguen comportándose igual que antes.

Conocer a tu cliente.

Las entrevistas deben detectar a un buen profesional que pueda aportar valor a nuestra compañía realizando una tarea. El problema es que ahora una buena entrevista no puede centrarse sólo en repasar su CV. Tampoco es suficiente el combinarlo con una batería de test psicológicos. Para ciertos perfiles es necesario indagar en el comportamiento de ese candidato en ciertas situaciones. Es muy interesante preguntar a un candidato para qué tipo de clientes realizaba proyectos, qué materiales utilizaban, si cambiaría ahora algo que hizo en tal proyecto, porqué tomo ciertas decisiones, etc. Los entrevistadores deben conocer el universo de su cliente (interno o externo) para poder realizar preguntas de este tipo y detectar si el candidato puede aportar suficiente valor añadido en su puesto de trabajo.

Este tipo de preguntas obtienen preguntas mucho más sinceras y espontaneas que la archiconocida “cual es tu peor defecto?”

PS: Recomiendo la lectura de este artículo de McKinsey de hace un par de años.