Recompensas o el perro de Pavlov

Estos días estoy leyendo un poquitín los links que he publicado esta mañana. A ver qué dicen y cómo lo dicen. A veces me siento repetitivo en mi temática y quiero ver como lo hacen el resto.

Me he topado con un artículo en este blog acerca de la motivación a hacer las cosas bien. En uno de los comentarios se deriva al sistema retributivo… bueno, al sistema de recompensas.

recompensar.

  1. tr. Compensar el daño hecho.
  2. tr. Retribuir o remunerar un servicio.
  3. tr. Premiar un beneficio, favor, virtud o mérito.

En concreto se hace referencia a este artículo.

Creo que en ambos (el comentario y el artículo en si) se olvidan que las recompensas las debe dar alguien y que este alguien que las da debe ser capaz de dimensionar dichas recompensas. He recordado una frase de Cubeiro en Sensación de Fluidez que venía a decir “no hay buen acto sin recompensa ni mal acto sin castigo“, (y cuando digo castigo no quiero decir paliza sinó indicación que lo que se ha hecho está mal) es decir, la base de la educación.

Hay otro efecto interesante en un departamento: un premio sobredimensionado, qué efecto causa en el resto del equipo? Personalmente me he encontrado con impresionantes super-recompensas-casi-injustificadas que no hacen más que desprestigiar futuros halagos llenos de verdadero valor. Qué tal sienta eso? Cómo afecta al sistema de recompensas a partir de ese momento?

Pero eso debería formar parte de otro mensaje.

PS: Interesante también la reflexión a hacer sobre el artículo de Fast Company. Aplaudimos resultados o esfuerzo?

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