Starbucks, publicidad, café para todos y la dureza de la ley

Últimamente suelo ir a buscar un gran café y un muffin a un Starbucks cercano a la oficina por las mañanas. Sé que en alguna otra parte (no muy lejos de allí) podría obtener casi lo mismo por un poquitín menos de dinero pero no me importa. Me gusta tener la opción de poderle añadir un “shot” más de café, me gusta ir allí y pagar un poquito más porqué me saludan al entrar, porqué me sonrien, porqué puedo escoger algunos extras que quiero en mi café, porqué me dan un minuto de conversación sobre algo banal y porqué me vuelven a sonreir antes de irme mientras me despiden por mi nombre.

Quiero citar ahora un artículo que vi hace días en Loogic sobre la publicidad que ensucia. Yo diría que lo que a mi me ensucia la navegación es el “café para todos”: yo quiero mi caramel macchiatto!

La relación entre el artículo de Javier y Starbucks está en el hecho que las dos chicas que habitualmente me atienden ya saben que yo pido ese café en concreto. Desconozco si a mi me ponen más caramelo de lo habitual, pero fueron ellas las que el segundo día me dijeron que estaba más bueno con un poquitín más… y me pareció que le echaban un chorrito extra.

Estoy absolutamente seguro que esos procedimientos son totalmente estandard pero éste es el tipo de trato que me gusta que me dispensen. Me hacen sentir único. Y ese mismo trato es el que creo que debe dársele a un navegante en una web.

Pienso que la web 2.0 (esa con la que tanto se llenan la boca algunos sólo con ver un logo con un reflejo) es además eso: aprender de tu navegante, conocer su perfil, utilizar cualquier tipo de información que nos desvele para sugerirle un camino alternativo (y es sorprendente lo que puede llegar a decirnos un usuario en su navegación), hacer que la publicidad que le aparezca esté basada al máximo en lo que sabemos de él y que parezca que forma parte integral de la navegación… haciéndole sentir que la web está adaptándose a sus intereses.

Webs como Netvibes, iGoogle, eBay u otras están basadas en este mismo concepto: que el usuario mismo pueda definir su navegación. El mundo avanza hacia la personalización del contenido, entonces es obligación del que genera el contenido el hecho de personalizar aquello que el usuario no puede editar… o el usuario se irá a zonas donde la navegación se ajuste más a lo que está buscando.

Lo gracioso del tema es que esto debe arrastrar a todas las partes, para perjuicio de aquellos que sigan pensando en la vieja forma de utilizar internet (o de buscar trabajadores o trabajo). No sólo incluye al generador de la página web en si (parte importante, obviamente) sino también de aquellas empresas que están publicando ofertas de empleo en los portales dedicados a esta temática o a los candidatos que escriben con desidia su curriculum.

Bastantes (cada vez más) portales de empleo, algunos por incapacidad de implementar mejores tecnologías, han decidido solucionarlo especializándose creando nichos verticales.

Afortunadamente, cada vez menos empresas que publican ofertas de empleo siguen pensando en las épocas pre-tecnológicas en las que un recuadro finito en papel los fines de semana limitaba su creatividad. El profesional que publica ahora sus ofertas en internet debe ser consciente que hay que modelar muy bien el contenido para que impacte en el usuario que él desea. La competencia y la variedad de contenidos es infinita en internet. La “larga cola” (long tail) es larga… pero que muy larga y siempre hay un contenido más ajustado a lo que busca el usuario.

Hace algún tiempo valía el hecho de ser generalista en la publicación de ofertas de empleo. No había mucho y el candidato debía rascar para encontrar lo que buscaba. Igual que yo con mi café. Yo quería un café y más o menos cualquier bar me lo ofrecía. Ahora no. Ahora es Starbucks quien me da un Caramel Macchiatto y es a Starbucks donde voy. Hace más de tres años que estoy escribiendo sobre el marketing a candidato… y una parte importante de esta temática es la forma como la empresa describe lo que busca y ofrece para que el candidato adecuado encuentre la oferta, se interese por ella y se apunte. En caso contrario, será su competidor, quien sí habrá utilizado bien la herramienta, quien conseguirá a los candidatos adecuados… porqué les habrá dado su Caramel Macchiatto.

Afortunadamente, cada vez menos candidatos todavía creen que su CV es un mero trámite para conseguir un empleo. Al contrario! Su CV, en especial la forma como se redacta, es cada vez más importante para que las empresas detecten al talento. Las herramientas tecnológicas (hasta que no lleguemos a la web semántica) permiten actualmente a las empresas llegar a sus candidatos adecuados en dos o tres pasos muy precisos… y aquel candidato que no haya dedicado el tiempo necesario a la preparación de ese primer contacto será obviado porqué es probable que algun otro candidato le esté dando el café que la empresa quiere.

Dura lex, sed lex.