La granja de talento

Un artículo de Jobster (en referencia a otro aparecido en CareerJournal) da mucho que pensar.

Como también indicaba en el link del día hace unas semanas, el concepto de la guerra por el talento está en boca de muchos últimamente.

Si entendemos una empresa como una granja, y a las personas como (lo siento) pimientos rojos, nos sale una comparación la mar de divertida.

Nuestra granja produce, con más o menos fortuna, sus pimientos rojos. Los cultiva y los mima mientras se forman y toman ese precioso color rojo. Algunas veces, los biólogos necesitan hacer algún experimento genético para mejorar las cualidades organolépticas (qué ganas tenía de escribir esta palabra).

organoléptico, -ca
Compuesto del griego órganon ‘órgano’ y leptikós ‘receptivo’, derivado de lambánein ‘coger’. De la raíz indoeuropea de lema (V.).
adjetivo
1 Que produce una impresión sensorial.
2 [propiedad de un cuerpo] Que se percibe con los sentidos (untuosidad, aspereza, sabor, brillo, etc.), a diferencia de las propiedades químicas, microscópicas, etc.

Para ello, adquieren del mercado algún pimiento con alguna característica peculiar que quieren incorporar a la genética de los suyos: por su forma compacta, por su brillo, etc. Es decir, cultivan sus pimientos rojos -mejorándolos- y adquieren del mercado aquellas cualidades que no pueden desarrollar en casa -incorporándolas a sus pimientos-. Incluso lo habitual es buscar en el exterior las mejores prácticas en el cultivo de los pimientos (llamado benchmarking) para luego aplicarlo.

Adquirir todas las cualidades del mercado no es sostenible, como habitualmente a la larga es limitador el buscarlas sólo en casa.

Por eso la mejor política es la de integrar en la Compañía las mejores cualidades del exterior (ya sea en políticas, tendencias de mercado o en fichajes), fundamentadas en un gran equipo que pueda irse desarrollando y aprovechando el conocimiento que va adquiriendo.