Mentor o advisor?

Al escribir este artículo me doy cuenta de la amplitud y profundidad del tema. Creo que aún me falta mucho por escribir… así que suelto esto y ya me voy preparando otro artículo.

Una de mis principales ocupaciones en los últimos tres años ha sido la de mentor, aportando mi experiencia en proyectos online, metodologías lean, métricas, etc. La he realizado dentro de una gran Compañía como InfoJobs y fuera, ayudando a algunos emprendedores en sus proyectos. Actualmente trabajo con algunas startups en el Tecnocampus de Mataró y de forma esporádica colaboro con el StartupBootcamp en Barcelona (centrado en Internet Of Things & Data) y quizás una nueva incubadora en Barcelona. Fuera de estos centros también ayudo puntualmente a algunos emprendedores en sus iniciativas.

Es una experiencia muy enriquecedora el ver como puedo aportar mis años de experiencia en negocios digitales y ahorrar tiempo (el único recurso disponible) a los emprendedores. Así que he tenido que desarrollar como quiero ofrecer mi ayuda y como puedo aportar el máximo valor en cada caso.

Como me decía la semana pasada un emprendedor que ha empezado su segunda startup: “hay mentores a patadas” (u otras opiniones al respecto). Por otro lado, todos los inversores del curso de Valoración de Startups al que estoy asistiendo apuntan que “las startups siempre te absorben”. ¿Será porqué, además de inversión, siguen necesitando alguien que les ayude en el día a día?

¿Mentor o advisor?

Mi primera reflexión se centró en si mi labor es de consejero (advisor) o de mentor. Se dice que un advisor se centra en el negocio y un mentor en las personas. Se dice, también, que un advisor cobra y un mentor no. Creo que hay una linea muy fina entre uno y otro, dependiendo de la madurez (empresarial y tecnológica) del emprendedor. A veces, es el emprendedor el que está desorientado. A veces es el negocio.

He crecido en una Compañía, InfoJobs, que creía en el crecimiento personal y técnico de las personas para asegurar el éxito del negocio. Por eso creo en que es mucho más efectivo si las personas interiorizan las cosas y se las hacen suyas. Así pues, en la mayoría de casos con los que me encuentro, llegar, dar la solución e irme, no es la mejor solución para el emprendedor. Creo que si ayudo al emprendedor a conocer las bases de un negocio, le permito volar con más autonomía.

A otros emprendedores con los que colaboro, les doy consejos sobre gestión de equipos, desarrollo de producto, técnicas de generación de engagement de usuarios, herramientas tecnológicas, etc. Pero no todos los emprendedores son tecnólogos y/o tienen unas bases fuertes de negocio online… o de negocio a secas.

Así pues, se mentorizan personas y se aconseja a negocios. A continuación hablaré sobre la mentoría.

Somos personas

Me gusta trabajar con buena gente. La relación que quiero establecer con los emprendedores tiene que ser honesta, más allá del discurso de lo buena que es la idea y de lo rápido que se van a comer el mercado. No es necesario convencerme de nada y prefiero ir a una fase más constructiva. Normalmente explico mi experiencia y qué busco cuando colaboro con alguien: me gusta conocer gente apasionada de la cual pueda aprender algo y resolver problemas interesantes.

Un claro ejemplo son la gente de Innoget (los hermanos Ràfols y Jose), con los que se pueden hablar de mil temas distintos y aprendo de un sector que para mi era desconocido como la innovación a nivel industrial.

Mi intención no es la de dar la caña, sinó enseñar a pescar. Quiero ver como el equipo puede ir siendo autónomo sin mi. Es emocionante ver como, poco a poco, van apareciendo destellos de autonomía en las conversaciones: “Porqué no probamos esto? Podríamos hacer un test!” o “Esto suma al objetivo?” Señales que cada vez tienen más herramientas para valorar y escoger los mejores problemas a resolver.

Callar y escuchar

Quiero que me expliquen en qué consiste el modelo de negocio: me interesa conocer la cadena de eventos que han planeado que pasen desde que un usuario tiene un problema en alguna parte, hasta que lo resuelve en la plataforma. Entender las necesidades del usuario, como plantean resolverlas, como llegarán al usuario, las propuestas de valor, como las comunican, como se organizan los miembros de la Compañía, etc.

No hay que ceder a los deseos de proponer soluciones hasta que no se haya entendido el modelo en su totalidad. Con tantas experiencias vividas es muy fácil tener un dejà vu y proponer soluciones parciales, pero cada emprendedor es distinto, tiene problemas distintos, está en una fase de madurez distinta y tiene un objetivo distinto.

Un emprendedor está abriendo un camino desconocido y desayuna una docena de problemas cada mañana. Lo que menos necesita es que llegue alguien y le dé mil ideas (porqué las ideas son como el culo…) Lo que necesita es alguien que le quite problemas de delante, bien solucionándolos, bien poniéndolos en fila para empezar por el primero y olvidarse un rato del resto.

Para hacerlo es importante haber visto el estado de todo el proyecto y haber llegado a definir correctamente el objetivo al que el equipo se dirige. Consensuando el objetivo (y así creando una forma de jerarquizar los problemas) es relativamente sencillo poder valorar en qué medida cada una de las acciones previstas nos acerca a él. Este paso genera siempre en el emprendedor y en el equipo una sensación de descarga y de avance.

Algunos equipos ya han recorrido mucho de este camino y, entonces, mi ayuda se decanta hacia aportar soluciones a los problemas a los que se enfrentan. Es aquí donde aparece el advisor.

Preguntar porqué

Uno de los principales hábitos que me llevé de los procesos de customer discovery de InfoJobs es preguntar porqué. Mil veces si hace falta, hasta llegar al hueso del problema. De esta manera se consiguen dos cosas: colaborar en reelaborar la lógica que se ha seguido desde el problema hasta la solución, la segunda es ver si se está solucionando el problema correcto. La cuestión no es dar soluciones sinó ayudar a crear hábitos que le permitan al emprendedor a ser autónomo en la detección y validación de hipótesis.

Hay media docena de herramientas a utilizar, pero hay que conocer bien el problema para ver cual es la más adecuada (como las ideas). Muchas veces recomiendo libros o artículos sobre el tema. Últimamente utilizo mucho las métricas pirata para ayudar a trocear el modelo de negocio en sencillas fases para que el equipo pueda ir tomando sus decisiones.

Seguirá…